La guitarra semi-sólida se popularizó con el lanzamiento del modelo ES-335 de la Gibson en 1958, para quienes no sepan lo que indican las letras ES, aquí esta su significado: Electric Spanish. La línea ES de Gibson incorporó elementos innovadores en la fabricación de las guitarras eléctricas (elementos más tradicionales derivados de la construcción de las guitarras acústicas españolas), creando hermosas piezas que combinaban diferentes características de fabricación (ancho de caja, corte doble y simple, etc.), para obtener variadas sonoridades. Muy pronto los guitarristas se dieron cuenta de la gran versatilidad de estos instrumentos, probablemente el más representativo de ellos fue Chuck Berry, uno de los padres del rock’n’roll y uno de los showman más vistos y escuchados de la historia.
Está construida con un bloque central de madera al que se le adicionan dos ensambles de madera en cada lado (algo así como “alas”), formando un cuerpo hueco de línea delgada o “thinline”, con un centro sólido. La presencia del bloque central más la construcción delgada del cuerpo garantizan una reducción sustancial del “feedback” producido por los amplificadores y los micrófonos (muy común en las guitarras de caja), adicionalmente el hecho de tener un cuerpo hueco, asegura un tono más orgánico por la resonancia de las ondas en el cuerpo, finalmente el bloque central al ser sólido permite que la guitarra tenga un sostenimiento (“sustain”) prolongado. Estas características convierten a la guitarra semi-sólida en un versátil instrumento que ha sido usado con igual éxito en el blues, el rock, el rock’n’roll, el indie… prácticamente en todos los estilos musicales.
Ha sido el instrumento por excelencia del guitarrista de jazz. A ese sonido cálido, pero a su vez rico en bajas frecuencias se le atribuyen miles de excelentes álbumes, desde los primeros días con Charlie Christian, hasta Pat Metheny
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